Oscar Fabián Papa, o simplemente el Loco Papa, de Loco no tenía nada, hay que decirlo de antemano, se le atribuyo siempre esa característica por su histrionismo, su alegría y su desparpajo en su manera de vivir la vida, también por su forma de caminar siempre como apurada y yendo para algún lado y su llavero enorme cuyo tintinar avisaba siempre unos segundos antes su llegada.

Con la muerte de Fabián se fue uno de las últimas personas que que modernizaron Junín, que la pasaron de los años setenta a los noventa y dos mil sin saltearse esa efervescente década de los ochenta, el, Carlos Tossi, Darío Peli, Mario Derch etc. hicieron que Junín dejara de ser sepia y pasara a color, como Pinki con la televisión argentina, dieron vuelta una página.

Fabián fue un creativo de tiempo completo, un aglutinador de grupos de amigos y de trabajo, un alma inquieta que nunca paro de innovar en todas las áreas en las que irrumpía con su creatividad. La radio, los medios digitales, la cultura, el deporte, sin olvidar su oficio heredado de su padre y su abuelo de estacionero de servicio. 

La amistad fue el lienzo donde pinto su vida, lleno de grupos de amigos que hoy estamos todos tristes supo encontrar el ensamble necesario para sostenerlos en el tiempo vinieran cada uno del rubro que vinieran, sus amigos de toda la vida, los de sus medios, los nuevos que iba haciendo en el camino y los que compartían con el, su pasión futbolera en su último refugio del Barrio del Golf.

Desde hoy hay uno menos de los imprescindibles, de los que cuando te lo cruzas en la vida y estuviste un tiempo a su lado ganaste, lo recordaremos mucho, con alegría y tristeza, pero con la certeza que se fue conforme con haber hecho de la vida que le toco la vida que quiso, su familia y sus hijos quedan de ejemplo y con el gran honor de pertenecer al linaje de los pocos elegidos que sueñan vivos y convierten sus sueños en realidad, o por lo menos mueren en ese intento.

Chau Fabián te vamos a extrañar.