Se profundiza la interna: Vidal y Larreta se diferencian del ala dura de Juntos por el Cambio
Las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de 2019 no solo comenzaron a configurar la retirada del macrismo de la Casa Rosada y del gobierno bonaerense sino que abrió el cisma propio que atraviesan todas las fuerzas políticas luegi de una apabullante derrota electoral como la que experimentó ese año Cambiemos.
La interna en el macrismo quedó en evidencia en el cierre de campaña que María Eugenia Vidal encabezó en territorio bonaerense. Mientras Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto cerraban en Córdoba su campaña, Vidal "se cortó sola" con un acto en el que no solo abandonó los colores que Juntos por el Cambio había elegido para esa campaña sino que también abandonó sus slogans y los cambió por los muy significativos "Ahora nosotros" y "Ahora María Eugenia".
La interna del post poder en el macrismo había comenzado.
A casi dos años de aquel episodio la interna no sólo sigue abierta sino que está más candente que nunca. Divididos en halcones y palomas a la hora de pararse como oposición al gobierno de Alberto Fernández, el macrismo se encontró con un factor inesperado que vino a profundizar aún más la grieta interna que vive: la pandemia de coronavirus Covid-19.
Abiertamente alineado con las posiciones anticuarentena del ex presidente estadounidense Donald Trump y del presidente brasiñelo Jair Bolsonaro, Macri y Patricia Bullrich no solo despliegan una peligrosa prédica contra las medidas recomendadas por los especialistas para evitar contagios sino que incluso llaman a "la resistencia" frente a ellas.
La ex ministra de Seguridad de la Nación advirtió anoche, apenas unos minutos después de que el presidente Fernández anunciara las nuevas medidas de restricción que estarán vigentes desde mañana y por los próximos 9 días que "la gente que está en su casa sin posibilidad de darle de comer a sus hijos no va a acatar".
Tras instar a la población a violar el confinamiento, Bullrich intentó azuzar la desobediencia civil al advertir que "la ayuda del Gobierno es mínima, con el ATP la ayuda era del 50%, el Repro, 6 mil millones de pesos, es inexistente. Tendría que haber anunciado que no se cobran cargas patronales, un ATP y dejar de cobrar impuestos al que no trabaja".
En cuanto a la decisión de Horacio Rodríguez Larreta de esta vez sí acatar la suspensión de las clases presenciales, Bullrich aseguró que "lo hizo para tratar de bajar el impacto del miedo".
Macri entretanto y como al margen de la preocupación generalizada por la fuerte disparada de casos positivos en el peor momento de la segunda ola de contagios de coronavirus en el país se paseó el miércoles pasado por la ciudad de Córdoba sin barbijo regalando su libro "Primer Tiempo".
En la vereda de enfrente de Macri y Bullrich eligió pararse en este punto también Vidal y llamó a acompañar las medidas de confinamiento. "Desde que llegó el covid nos puso en peligro a todos, nos quitó muchas cosas y ya nadie más quiere que le sigan quitando pero también entiendo que la situación en los últimos días se agravó mucho, hay muchos casos, muchos muertos y tenemos que registrar eso", aseguró Vidal.
Y agregó: "Hay que tomar esta medida de última instancia porque imagino que nadie quiere llegar a este lugar".
En la misma vereda se paró esta vez Rodríguez Larreta que hace apenas unas pocas semanas había visto la posibilidad de capitalizar políticamente la decisión de Fernández de suspender por dos semanas las clases presenciales y se dejó tentar por un momento por el ala dura del macrismo.
Pero ese momento pasó. Tras la una fugaz victoria política obtenida de manos de la Corte Suprema de Justicia, la contundencia del avance de los contagios lo obligó a soltarle la mano a los halcones para volver a ser el hombre de gestión que siempre intentó demostrar. Por eso ahora Rodríguez Larreta se sumó a las medidas dispuestas por el Gobierno nacional. Y desencantó así a los más duros del macrismo, que sin responsabilidades de gestión, habrían querido verlo subirse una vez más al ring para luego capitalizar ellos mismos las derrotas políticas ajenas.