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Un automovilista atropelló durante la mañana de hoy a un grupo de estudiantes secundarios de Mar del Plata que celebraban su “Ultimo Primer Día” de clases frente a la puerta de su colegio, el Instituto Albert Einstein, situado sobre Catamarca 3644. Afortunadamente, el incidente no provocó heridos graves. Sólo una joven debió ser trasladada por una ambulancia del servicio de emergencias del SAME al Hospital Privado de Comunidad (HPC) por un traumatismo en el pie.
Según se informó, el conductor (identificado como Fernando García Castellano, de 57) se habría disgustado con el accionar de los alumnos porque le tiraron espuma sobre su auto. La agresión fue capturada por la cámara del teléfono celular de uno de los estudiantes, y rápidamente se viralizó. El hombre quedó demorado por la policía tras constatar con las cámaras de seguridad que el accionar fue intencional.
Festejos en todo el país
La cita comenzó el domingo cerca de la medianoche y cuando el reloj marcó las 00:01 del lunes, los alumnos que cursan el último año del secundario en todo el país iniciaron su ya clásico -y polémico- festejo del último primer día (#UPD), que consiste en pasar una noche a pura diversión antes de ingresar al colegio.
Este año, el contexto fue muy distinto a los anteriores. La pandemia de coronavirus hizo que las autoridades nacionales y locales alertaran de antemano sobre la imperiosa necesidad de seguir cumpliendo con las medidas sanitarias de prevención fuera de los establecimientos educativos. Pero nada de eso sucedió.
Las fotos y los videos que los chicos compartieron en las redes sociales son contundentes: mucho ruido y alcohol pero pocos barbijos y nada distanciamiento social.
Los festejos, que se extendieron hasta la primera mañana de hoy (precisamente cuando miles de estudiantes de todo el país se dirigieron a sus respectivos centros educativos sin haber dormido durante la noche), dejaron plazas cubiertas de botellas y latas de alcohol, papel picado y pintadas en los suelos.
El UPD se sintió con fuerza en la Ciudad de Buenos Aires, el conurbano, La Plata, Chivilcoy, Pergamino, Bahía Blanca, Mendoza y otras provincias del interior.
En las redes, también podía observarse un importante despliegue policial en las plazas más emblemáticas de la provincia de Buenos Aires; mientras los jóvenes bailaban, bebían y fumaban al aire libre. Solo unos pocos llevaban puesto el tapa boca y nariz.
Las celebraciones fueron súper coloridas, con mucha espuma y cotillón. Mientras que las banderas de egresados pintadas a manos por los alumnos también tuvieron su protagonismo. En tanto, varios vecinos de distintos barrios manifestaron su preocupación por los estruendos que se escucharon desde la madrugada y no los dejaron dormir por la euforia de los chicos.
Algunos municipios hasta decidieron cerrar las calles aledañas a esos lugares de reunión entre las 22 del domingo y las 6 de este lunes como forma preventiva para evitar accidentes y desmanes.
Dos semanas atrás, el SEDRONAR difundió una serie de recomendaciones para esta ocasión dirigida a padres y alumnos entre las que aconsejó, entre otras cosas, “trabajar articuladamente con las familias y adultos de la comunidad para generar acuerdos y prácticas de contención y cuidado para este evento”.
A los docentes y demás personas mayores de edad se les aconsejó “tener en cuenta el lugar que ocupan los rituales y las celebraciones en las juventudes y en la sociedad en general”, pero también “brindar información científicamente validada, actualizada y acorde a fin de problematizar el consumo de alcohol y sus consecuencias físicas y sociales”.
Además, la SEDRONAR propuso “diseñar anticipadamente desde la escuela” algunas alternativas para estos encuentros “e incluirlas en la planificación anual de la institución”.
Por otra parte, a los jóvenes les recordó que “el alcohol es una droga depresora del sistema nervioso central” que “no te estimula”, sino que “reduce la capacidad para pensar, hablar, moverse y todas las demás actividades”.
Lo curioso del UPD es que se trata de un festejo originado en Argentina y que en los últimos años se extendió a países limítrofes como Uruguay, Paraguay y Bolivia.