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Lincoln: Perdió todo en un incendio y denunció falta de respuestas del Municipio
Andrea Gutiérrez vivía con su familia en la casa del barrio Fonavi destruida por las llamas el último domingo. Reclamó materiales (a pagar por mes) para construir una nueva vivienda en un terreno de su propiedad, pero no le brindaron una solución. “No queríamos nada regalado, sino que nos dieran una mano”, dijo.
Jueves, 05 de Diciembre del 2019 - 13:54 hs.
Lincoln: Perdió todo en un incendio y denunció falta de respuestas del Municipio

La vecina linqueña Andrea Gutiérrez y su familia perdieron todo en el incendio de su vivienda, sucedido en el barrio Fonavi de Lincoln.


A pesar de haberle pedido al Municipio materiales (a pagar en cuotas) para levantar una nueva casa en un terreno de su propiedad, no obtuvo respuestas y agradeció la solidaridad de familiares, amigos y vecinos.


El incendio se había desatado durante la mañana del domingo, en un galpón trasero de la vivienda (ubicada en la casa 2 de la manzana 7 del Fonavi), mientras dormían el matrimonio y dos hijas -de 17 y 5 años-. En medio de la desesperación habían intentado salvar algunas pertenencias, pero no habían logrado rescatar nada.


“Agradezco la labor de la asistente social Bárbara Salandari, que estuvo ahí; de Defensa Civil; del SAME; y de los Bomberos”, expresó Andrea.


Después explicó: “El incendio afectó, también, a una habitación de la casa de mis suegros y de la otra vecina. Ellos tienen peligro de derrumbe. En mi caso no hay peligro de derrumbe, pero la casa está inhabitable. Lo que no está quemado tiene encima membrana derretida”.


Respecto de lo sucedido tras el incendio, Andrea repasó: “Cuando vino la asistente social a ver el desastre, le comenté que tenía adjudicado, por la gestión anterior, un terreno en el barrio Docente, en el que nunca habíamos podido construir nada. Teníamos el lote delimitado y habíamos podido bajar la luz y hacer los cimientos. Hace unos días, mi marido había hecho un trabajo y pudimos guardar algo de dinero para empezar a levantar la casa, ya que donde vivíamos era un lugar prestado por mi suegra”.


En el mismo sentido añadió: “Le comenté si podíamos hacer los trámites para usar en la nueva casa los materiales que el Municipio podía darme para refaccionar la vivienda que estaba destruida. Ella anotó todo lo que hacía falta y me dijo que iba a hacer todo lo posible para que los materiales fueran para usarlos en el terreno”.


Más tarde, Andrea recordó que, el domingo por la tarde, “aparecieron una pala y un camión de la Municipalidad. La gente ayudó a limpiar el desastre. Luego llegaron los peritos y no había nada para peritar. A mi suegra le entregaron un colchón, porque se le había quemado el suyo. A mí me ofrecieron todo lo necesario, pero yo tenía un lugar donde ir, aunque no para guardar las cosas, ante lo cual me dijeron que me reservaban todo y, cuando tuviera mi lugar, me lo darían”.


“Al otro día me llamó alguien de Viviendas para decirme que iban a ir a ver mi casa. Fueron dos mujeres y me dijeron que no había pasado nada, que había lugares que habían quedado peor. El techo no se cayó, pero está todo roto. Cuando terminaron, les comenté lo mismo que le había dicho a la asistente social respecto del tema de los materiales. Ellas dijeron que sólo iban a presentar el informe, pero no iban a darnos ni un ladrillo, porque la casa estaba habitable… Sólo me iban a dar el techo, una ventana y un ventiluz”, expresó.


Ante esa situación, Andrea se había dirigido al área de Viviendas del Municipio. “Nunca me dieron la oportunidad de explicar a qué habíamos ido. Salí de ahí y llamé a Bárbara Salandari por teléfono. Ella me dijo que iba a presentar el informe y que me tenían que dar los materiales. No queríamos nada regalado, sino que nos dieran una mano. Nosotros tenemos trabajo y queríamos pagar mensualmente la ayuda que ellos pudieran darnos. Además nos parecía que no tenía sentido que el Municipio tire abajo algo para volver a construirlo”, reveló.


A pesar de eso manifestó: “A mi marido le dijeron que el informe estaba hecho; a mi vecina, que le iban a llevar los materiales; y a mi suegra, nada… Un familiar tenía una cuenta en un corralón, y nosotros fuimos y compramos los materiales. Entregamos lo que teníamos ahorrado. Hubo amigos que nos ayudaron. Tuvimos apoyo de las escuelas en las que trabajo, de mis alumnos, de mi familia y de mi hermano, que nos dio su casa y se fue a vivir con mi mamá”.


Por último, Andrea resaltó: “Fuimos tres familias afectadas, pero nunca se acercó el intendente para saber qué necesitábamos. Nunca me explicaron por qué no podían ayudarnos. Por suerte hay mucha gente que nos está brindando su apoyo y contención”.

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