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El aumento en los niveles de estrés y de frustración entre los argentinos es la conclusión más relevante que ofrece el estudio sobre el Burnout y la felicidad realizado por Universidad Siglo 21. Así, seis de cada diez personas consultadas admiten no estar satisfechas con su vida, en una tendencia que mostró un fuerte anclaje entre el público joven.
La medición expone además un alto índice de cansancio en el segmento activo de la población, dado que tres de cada diez encuestados afirmaron haber experimentado niveles de agotamiento emocional crónicos asociados al estrés, lo que se asocia con el fenómeno del burnout, lo que se define por la jerga cotidiana como “estar quemados”.
Los resultados confirman la tendencia observada en el mismo relevamiento que Universidad Siglo 21 efectuó en 2021, cuando en el análisis entraron en juego las consecuencias de la pandemia de Covid-19 y las restricciones derivadas de la emergencia sanitaria. De hecho, ahora se concluye que aumentaron los niveles de estrés y disminuyeron los niveles de felicidad en la Argentina.
La Universidad desarrolló este trabajo a través de una encuesta telefónica con 1.050 casos de hombres y mujeres, de entre 18 y 65 años, que viven en las principales ciudades de la Argentina, entre ellas Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mendoza, Corrientes, San Miguel de Tucumán y Comodoro Rivadavia.
En la evaluación de las variables expuestas se utilizó la “Escala de Satisfacción con la Vida” (SWLS, por sus siglas en inglés), un instrumento que también contemplan para sus estudios organismos internacionales tales como Unesco y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“El bienestar es un requisito indispensable para trabajar de forma productiva, desarrollar el talento y afrontar el estrés cotidiano. Por ello esta medición advierte sobre las consecuencias que puede generar no prestarle atención a esta problemática. Lo emocional no es considerado un recurso estratégico para el desarrollo del país y eso debe cambiar. Se necesitan acciones sistemáticas por parte de las organizaciones, empresas e instituciones educativas orientadas a promover el bienestar y la felicidad de la población”, analizó Leonardo Medrano, Vicerrector de Innovación, Investigación y Posgrado de Universidad Siglo 21 y responsable del estudio.
Por qué la Argentina es un país menos feliz
El informe presenta un análisis comparativo de los últimos cuatro años sobre los niveles de burnout -o estrés crónico- y de los parámetros de felicidad en los argentinos. Y a su vez, una mirada más detallada sobre variables sociodemográficas tales como el nivel educativo, género, edad y nivel socioeconómico.
Las conclusiones de la medición de la Universidad son contundentes. De acuerdo a lo observado en los últimos tres años, los argentinos son cada vez menos felices. Tanto que solo el 40,2% se siente satisfecho con su vida, lo que representa una caída de más de 10 puntos porcentuales respecto del mismo muestreo realizado en 2020.
Según el estudio, en 2022 se observa que sólo el 42,9% siente que ha logrado las cosas importantes que quiere y apenas el 32,8% está conforme con la mayoría de los aspectos de su vida.
Del mismo modo, entre los más jóvenes se encuentran los niveles más bajos de felicidad, pero también los más altos de estrés crónico, un dato por demás alarmante al tratarse de quienes están dando los primeros pasos como miembros activos en la sociedad.
Respecto a la edad, se observó que las personas de entre 18 y 29 años presentan menores niveles de satisfacción con la vida (felicidad) y se encuentran entre los grupos con mayor grado de burnout. Es el universo de mayor vulnerabilidad ya que presenta mayor disparidad entre satisfacción con la vida y estrés crónico.
Así, apenas el 21,46% de los encuestados de entre 18 y 29 años dice ser feliz, una cifra que sube a tan solo el 24,99% para aquellos que tienen entre 50 y 59. Por su parte, la población de entre 30 y 50 años que dice ser feliz ronda el 22%.
Una sociedad cada vez “más quemada”
Son también preocupantes los niveles de burnout que muestran los consultados. Se observa un aumento del estrés en el último año que afecta a casi tres de cada diez argentinos.
Así, el 27% siente que “no puede relajarse después del trabajo” y que “se encuentra tan cansado que no puede realizar otras actividades”, en tanto que el 27,6% expone que “cada vez le cuesta más trabajo iniciar una nueva jornada laboral”. Estas mismas mediciones se situaban en alrededor del 21% en 2019 y mostraron un salto de dos puntos por año: 23% en 2020, 25% en 2021 y 27% en 2022.
La Universidad revela que este grupo presenta el doble de probabilidad de experimentar un trastorno mental más severo en el futuro, como puede ser depresión. A su vez, concluye que el burnout y la frustración son directamente proporcionales con la suba de dos indicadores sociales emergentes de las crisis económicas: el menor nivel educativo y los ingresos salariales más bajos.
El grupo con mayor burnout y menor felicidad incluye a quienes solo cuentan con título primario y secundario y, por el contrario, aquellos que tienen un título de posgrado son los que presentan menores niveles de burnout y mayores niveles de felicidad. A su vez, las personas con ingresos inferiores a los 60 mil pesos mensuales son quienes presentan mayores niveles de estrés crónico y menor felicidad.