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Agropecuario  Domingo 18 de octubre de 2020 - 11:22 hs.                5046
  Agropecuario   18.10.2020 - 11:22   
La Argentina, preparada para ofrecer los alimentos que los consumidores quieren
La producción de alimentos, desde el campo a la góndola se ha tecnificado fuertemente. Especialistas de toda la cadena analizan cómo están cambiando los agronegocios junto con el deseo de los consumidores.



Siembra directa, cultivos de cobertura, uso de tecnología e inteligencia artificial para anticipar problemas (teledetección, imágenes satelitales), fitosanitarios más “amables” con el ambiente, aplicación de insumos de con precisión, trazabilidad; novedades en insumos y sistemas; productos y prácticas.


La producción de alimentos vive un presente cargado de innovación, desde el laboratorio en el que se piensa una semilla o una hamburguesa sin carne, pasando por maquinaria alta gama hasta la góndola, donde los consumidores quieren saber todo. Probablemente sea el momento en el que los alimentos más están en la mira de los consumidores.


“Las buenas prácticas de ayer no son las mismas que las de hoy ni van a ser las mismas de mañana, esto va en continua evolución, por eso hay que estar muy atentos”, apuntó Juan Brihet, ingeniero agrónomo, coordinador del área de Tecnologías de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y de la Red de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA).


Y agregó: “Si mirás el lote, Argentina tiene un sistema ultra competitivo en el que hay muchos actores, desde el ingeniero, el asesor, el contratista, todos aportan lo suyo a diferencia por ejemplo de un farmer que tiene todo: tierra, silos, maquinaria”.


“Líder mundial en el uso del sistema de siembra directa y en incorporación de biotecnología, habiendo mejorado la rotación con cereales los últimos años, pero también con un mayor uso de los cultivos de servicio que permiten entre otras cosas reducir los herbicidas y contribuyen a la materia orgánica de los suelos, con productos más amigables con el ambiente y que se pueden aplicar en menor cantidad, pero también habiendo mejorado las técnicas de monitoreo, con imágenes y sensores, así como la aplicación del producto en sí, todo eso es la agricultura y la producción de alimentos hoy en Argentina”, enumeró Brihet.


Por todo esto, para él, “Argentina es líder en prácticas de conservación”.


Alimentar… el espíritu

Comer ya no es lo mismo. Para muchos consumidores no se trata sólo de nutrirse como una necesidad básica. Los que pueden, además, piensan en su salud y tienen una conciencia ambiental.


“Cada vez hay una mayor segmentación en lo que eligen los clientes, y en muchos casos empiezan a verse decisiones de compra en las que prevalece la autorrealización”, opinó Sebastián Senesi, director del Programa de Agronegocios y Alimentos de FAUBA-UBATEC.


“Cuando uno observa la pirámide de Maslow (N de la R: que muestra qué lugar ocupan las necesidades humanas, donde las fisiológicas están en la base y la autorealización en la cúspide), normalmente uno sostiene la demanda de alimentos tiene basamento fisiológico, pero cada vez más vemos cómo el cliente elige por cuestiones vinculadas a autorrealización (la moralidad, la creatividad, etc)”, explicó Senesi.


Y agregó: “Entran a jugar aspectos que hacen no sólo a las características intrínsecas de un producto o servicio, empieza a jugar el origen, cómo se hizo, el cuidado del agua, la aplicación de fitosanitarios, las emisiones de CO2, o sea, hoy es un tema fuerte el cómo se hacen las cosas, más que las cosas en sí mismas”.


En una misma línea, la consultora en la industria de alimentos (trabajó hasta 2019 en INTI -Instituto Nacional de Tecnología Industrial-), Erica Stacey, opinó que “el paraguas que engloba el desarrollo de nuevos alimentos es la salud, que se posiciona por arriba de todo porque hoy los consumidores, además de satisfacer una necesidad vital buscan un beneficio en su cuerpo, pero también sentirse que está aportando su granito de arena para reducir el impacto ambiental”.


En este sentido, Stacey mencionó el desarrollo de alimentos en base a plantas. “Es lo que se viene, el gran desafío de la industria es encontrar en plantas propiedades de alimentos que provienen de animales, entonces ya hay mayonesa, hamburguesas, milanesas y chacinados en base a plantas”, apuntó.


“El consumidor también busca etiquetas limpias, menos es más, más íconos y colores, la información con los ingredientes justos y, llegado el caso, un código QR que lleve a otro sitio con más datos”, dijo Stacey. Y aportó: “Para los ingenieros en alimentos también es un desafío reducir el uso de aditivos, que permiten extender la fecha de vencimiento de un producto, se están buscando otras técnicas”.


Como tercer concepto en cuanto a tendencias de consumo, Stacey aportó la búsqueda de productos que remitan al origen, “que un producto traiga un recuerdo de cómo lo hacía la abuela o la madre en la casa, y también con un arraigo o identificación con una región”.


Ahí surge la trazabilidad, saber el camino que recorrió ese producto y cuánto impacto generó en el ambiente. Los consumidores buscan productos más “cercanos a la tierra y menos procesados”.


Entonces, también surge el concepto de foodtech, que “son empresas de base tecnológica, generalmente pequeñas, emprendedores, que aplican ciencia y tecnología para el desarrollo de nuevos alimentos”.


Para Senesi, las tecnologías desarrolladas y aplicadas en toda la cadena de agronegocios están permitiendo reducir los costos para lograr un seguimiento que “antes eran pilas de papeles, libros y registros”.


“En Argentina falta trabajar mucho para que el consumidor pueda acceder a la información, se está trabajando pero falta”, reconoció Stacey.


¿Cuán preparada está Argentina?

“No va a ser de un día para el otro, imagino una transición, hoy tenemos que generar sistemas productivos sostenibles, Argentina tiene una gran capacidad en el campo, tiene gran potencial en agro y ganadería, no va a dejar de producir carne”, apuntó Stacey. Y agregó: “También está lo nuevo, como producir proteína a partir de insectos, no sé si lo consumiríamos acá, pero sí podríamos producirlo”.


Para Stacey, en ese camino de transición juega un rol importante la industria, que por ejemplo, puede pasar de una pasteurización en caliente, con la que se pierden propiedades, a una en frío. “Argentina tiene potencial, le faltan tecnologías para el desarrollo en la industria de alimentos pero si miro cómo estábamos hace tres años hemos avanzado mucho, hoy hay más oferta y concientización”, reconoció.


“No se puede cambiar de un día para otro, pero el sistema que ha funcionado durante mucho tiempo no va mas, y el propio sector agropecuario, productores, organizaciones e instituciones, está liderando esa transición, revisando aspectos críticos en cada producción con ciencia y datos”, opinó Brihet.


Y agregó: “No hemos comunicado bien cómo se hace hoy la agricultura y creo que ese es un gran desafío, el otro, es que una forma de producir no excluye a la otra”.


“Argentina está en un buen lugar, con mucho por hacer, pero un camino recorrido en cuanto a lo natural y lo verde, en el origen y la no contaminación, estamos en un momento en el que podemos segmentar y llegar a mercados de mayor valor”, aportó Senesi.