La tensión dentro del bloque de diputados de La Libertad Avanza continúa intensificándose, con un nuevo episodio que expone las crecientes diferencias entre los legisladores del oficialismo en la Cámara Baja. Este miércoles, la diputada Rocío Bonacci, quien asistió a la controvertida visita a represores en Ezeiza, votó a favor de sancionar a los participantes del encuentro, profundizando la fractura interna.

Bonacci, quien ya había criticado a sus compañeros por ocultar la identidad de los detenidos visitados, decidió apoyar una iniciativa del Frente de Todos para apartar el reglamento y tratar sanciones contra los involucrados en la polémica visita. A pesar de que la propuesta fue rechazada, con 121 votos negativos, 102 afirmativos y cinco abstenciones, el episodio aumentó las tensiones dentro del bloque.

La diputada fue una de las liberales que participó en la visita al penal de Ezeiza, pero aseguró que fue engañada y desconocía la identidad de los represores que iban a visitar. Acompañada por Lourdes Arrieta, quien también votó en contra del pedido kirchnerista este miércoles, Bonacci se manifestó a favor de investigar las circunstancias que llevaron a la organización de la reunión.

El encuentro en Ezeiza desató una crisis en el bloque oficialista, con varios legisladores distanciándose del incidente. El presidente de la Cámara Baja, Martín Menem, se deslindó del hecho, afirmando que se trató de una “actividad particular” de un “grupo minoritario de diputados” y no de una actividad oficial del bloque.

El miércoles pasado se intentó debatir un proyecto de ley para condenar a los diputados que participaron de la reunión en Ezeiza, incluidos Beltrán Benedit, Lourdes Arrieta, Julio César Arguello, María Fernanda Araujo, Guillermo Montenegro, Alida Ferreyra y Rocío Bonacci. Aunque Bonacci no apareció en la foto del encuentro, reconoció haber sido engañada por Benedit y Montenegro, sindicados como los organizadores.

Lourdes Arrieta también afirmó haber sido “engañada” y aseguró desconocer la identidad de los represores. La diputada admitió haber hablado con Astiz, uno de los represores, y dijo que no tenía idea de quiénes eran los personajes involucrados, ya que nació en 1993 y no vivió durante la dictadura.

En medio de este conflicto, Lilia Lemoine, una de las diputadas con línea directa con el presidente Javier Milei, criticó duramente a sus compañeras, acusándolas de no dar quórum en la última sesión y de ser funcionales al kirchnerismo. Lemoine también apuntó contra Marcela Pagano, con quien tiene una mala relación desde que asumieron.

Miembros del bloque atribuyen esta escalada de tensiones a problemas de liderazgo y sugieren que una posible solución sería permitir que las diferentes corrientes internas operen con más autonomía, bajo un formato de interbloque. Sin embargo, esta opción es rechazada por Menem y Bornoroni, quienes prefieren mantener la unidad del bloque.

A pesar de la creciente hostilidad, ninguna de las tres diputadas señaladas por Lemoine ha manifestado públicamente su intención de romper con el bloque. No obstante, Arrieta ya ha realizado averiguaciones sobre el proceso parlamentario para formar un monobloque, lo que sugiere que las divisiones podrían continuar profundizándose.