Los dólares que ingresó el campo en julio, el mes de mayor cantidad en el año, volvieron a darle una bocanada de alivio a la macroeconomía argentina. Los 2,6 mil millones de dólares que los agroexportadores informaron el jueves, pero aportaron en representación del trabajo de toda la agroindustria a lo largo del mes, le permitieron al ministro de Economía, Luis Caputo, dar una de las señales más firmes que ha podido últimamente sobre el control de los números.

Fueron un 35,8% más que en julio 2023 y 32,3% arriba de junio pasado. En los primeros 7 meses de 2024 suman US$13.640.163.390, un 5,2% más respecto a lo que dispuso Sergio Massa.

En buena medida por ello, casi como acompañando el veranito del clima real, esta semana hubo una mejora en los mercados luego de que el ministro anunciara que tenía los dólares para pagar los principales vencimientos de deuda que debe afrontar en los próximos meses. El campo hizo lo suyo, una vez más.

Este viernes ya no se notó en los mercados. Si bien las acciones y los bonos argentinos cayeron como parte de un cimbronazo global, no poder desmarcarse de ese vendaval –así como suele suceder cuando el envión es alcista- es propio de la fragilidad de la economía argentina.

Con todo, no es menor que tanto Caputo como el presidente Javier Milei hayan reconocido el rol de la agroindustria en la estructura socioeconómica del país, según hemos contado en las crónicas sobre los días de la exposición rural de Palermo. Aunque pasan los días y aún no se sabe cómo ni cuando se implementará el 25% de baja de retenciones a las carnes –proteínas animales- porque, aunque las hembras de todas las categorías quedarían exentas de los derechos de exportación, nadie imagina un “debate sobre género” –entre cortes de novillos o de vaquillonas- en la Aduana o en las plantas de faena.

De cualquier manera, fue saludable que los funcionarios a cargo de la Secretaría de Agricultura, Juan Pazo y Sergio Iraeta, tuvieran varias reuniones con productores y dirigentes ruralistas. La reunión con la Mesa de Enlace ayudó a un entendimiento, todavía en formación, pero que al menos sostiene las expectativas que empezaban a diluirse.

En ese contexto, sumó que se anunciaran alivios para la lechería (créditos a valor litros de leche y eliminación indefinida de las retenciones). La creación de la subsecretaría de Economías Regionales se podría tomar como un reconocimiento necesario a un abanico de actividades agroalimentarias que lucha con viento en contra y, a veces, logran dar pasos hacia adelante.

La desburocratización y desregulación general que Iraeta y equipo promocionaron en la reunión que tuvieron con las autoridades de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires fue un granito de arena en el mismo sentido.

También este jueves, las bolsas de comercio de Santa Fe y de Rosario, afirmaron que aparecieron algunas señales positivas en la economía y “en el segundo trimestre se interrumpió la recesión de 25 meses”. Así lo indica el primer informe del Centro de Investigación del Ciclo Económico (Cicec), conformado por ambas instituciones.

Señalaron, claro, que las reacciones saludables de la Argentina están apareciendo, cuando no, de la mano del agro.

La esperanza nunca debe perderse. Pero debe tenerse en cuenta que, así como están las condiciones, el motor del campo argentino todavía funciona a medias. Y conviene apuntalarlo por si se hacen realidad las por ahora amenazas de clima seco y de la superprpdución de soja que se espera en Sudamérica y Estados Unidos.