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La migraña es una enfermedad neurológica que se manifiesta principalmente entre los 35 y los 45 años de edad, es 3 veces más frecuente en mujeres y afecta a 1 de cada 7 personas en todo el mundo.
Se caracteriza por la presencia de una cefalea con intensidad moderada o severa, es pulsátil (genera la sensación de que la cabeza late) y se siente generalmente en un solo lado de la cabeza, puede durar algunas horas o hasta 2 o 3 días si no se trata. Generalmente suelen aparecer otros síntomas como náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz y al sonido.
Su fuerte impacto en la calidad de vida la convierte en una de las enfermedades más discapacitantes en personas menores de 60 años. “Hay un deterioro en la calidad de vida que hace que los pacientes no puedan desarrollarse en las distintas esferas como por ejemplo social, laboral, personal, y que tengan miedo a poder programar determinadas actividades que con el dolor se les haría imposible”, comentó Schubaroff, médico neurólogo, jefe del Hospital Dr. Bernardo Houssay y miembro del grupo de trabajo en cefaleas de la Sociedad Neurológica Argentina.
El 57,4% de las personas que sufren este tipo de migraña pierde, al menos, 5 días de trabajo o escuela durante tres meses; el 85% tiene una reducción significativa en la participación de encuentros sociales y familiares, el 56,6% tiene depresión y el 48,4% algún trastorno de ansiedad generalizada.
La duración y frecuencia de la migraña puede variar dependiendo de cada persona, puede ser episódica (de 4 a 15 episodios en el mes) o crónica (dolor de cabeza intenso, muchas veces pulsátil, por más de 15 días en un mes, con una duración mayor a las cuatro horas por episodio y con una persistencia mayor a los tres meses). Se estima que el 2% de la población mundial padece de migraña crónica.
En el año 2021 Marco Lisicki, Coordinador del Equipo de Cefalea del Instituto Conci Carpinella y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Córdoba, encabezó un trabajo de investigación, en conjunto con el Grupo de Dolor de Cabeza de la Sociedad Neurológica Argentina, en el cual se determinó que alrededor de un 10% de la población adulta en nuestro país padece migraña y entre ellos, alrededor de un 2% consume analgésicos casi todos los días situándose por fuera del margen de seguridad en términos de efectos secundarios y con un alto riesgo de toxicidad.
“Por suerte en casi todas las provincias del país tenemos profesionales dedicados a tratar la migraña. Es importante que los pacientes los identifiquen y se acerquen a ellos”, comentó Lisicki.
“Muchas veces se minimiza esta enfermedad pensando que es un simple dolor de cabeza y esto trae múltiples complicaciones, desde el abuso en la toma de medicamentos para tratarla -que puede incluso generar el efecto contrario- hasta la frustración porque muchos de nuestros pacientes se sienten incomprendidos. También en la comunidad médica se minimiza a pesar de ser una patología de alto impacto”, afirmó Schubaroff.
Con el objetivo de concientizar a la población sobre esta patología incapacitante, sensibilizar sobre el dolor que miles de personas en todo el mundo padecen y aunar esfuerzos para mejorar su calidad de vida, cada 12 de septiembre se conmemora el Día Internacional de Acción contra la Migraña.
En este mismo mes, la Sociedad Internacional de Cefaleas (IHS, por sus siglas en inglés), organiza la primera Conferencia Regional sobre Cefalea, que se llevará a cabo en Buenos Aires, con el objetivo de que neurólogos e investigadores de la región de América Latina se reúnan para discutir los últimos avances de la medicina y la ciencia del dolor de cabeza con líderes de opinión internacionales.
Se trata de un evento de enorme envergadura que contará con la presencia de destacados expositores de las Universidades de Harvard, Copenhague, Barcelona, Roma y el King’s College de Londres entre otros. “Para nosotros es muy importante que este evento se realice en nuestro país no solo por el reconocimiento al trabajo de los profesionales locales que esto significa, sino además porque sentará un precedente en el desarrollo de más y mejores investigaciones científicas y mejoras en el tratamiento para nuestros pacientes”, explicó el Dr. Lisicki.
Según datos de esta organización la mitad de las personas con migraña no consulta con el médico y un 50% se encuentra sin diagnóstico y sin tratamiento.
Consulta médica
Daniela Calvo, médica neuróloga de la Fundación FLENI, contó que no todos los pacientes con migraña llegan a una consulta médica. “Según la Sociedad Neurológica Argentina, es importante tener presente que la mitad de las personas afectadas por migraña hacen sólo una consulta anual. La mayoría utiliza fármacos de venta libre y muy pocos consultan a un médico por su dolor. En la salud pública es a menudo menospreciada, quizás por su naturaleza episódica y por la ausencia de mortalidad de esta enfermedad. La migraña no siempre se diagnostica y por consiguiente no se la trata, por eso, es difícil hacer evaluaciones reales sobre el impacto de esta dolencia”.
“Tener la predisposición no es lo mismo que tener la enfermedad, existen múltiples factores modificables que ayudan a que la migraña no se manifieste o se manifieste de una forma mucho menos severa”, agregó Lisicki.
La importancia del registro
Cuando una persona es diagnosticada con migraña es fundamental llevar un registro o lo que se conoce como “Diario de cefaleas” (existen diversas aplicaciones que pueden ser de ayuda) que le permitirá identificar posibles desencadenantes que favorecen su aparición. Entre ellos podemos mencionar:
-Situaciones de estrés y ansiedad.
-Estímulos sensitivos (luces brillantes, sonidos altos o ruidos, ciertos olores).
-Cambios hormonales como los que se producen durante el ciclo menstrual, el embarazo, la menopausia.
-Cambios en los patrones regulares del sueño (dormir mucho o poco).
-El consumo de cafeína, bebidas alcohólicas, tabaco.
-Ciertos alimentos como el chocolate, los enlatados, los embutidos, quesos duros o alimentos muy salados y procesados.
-Aditivos alimentarios: como algunos edulcorantes (aspartamo) y conservantes (glutamato monosódico).
-Ayuno prolongado.
-Algunos medicamentos: anticonceptivos o vasodilatadores. El uso excesivo de analgésicos puede generar un efecto contrario.
-Cambios climáticos (mayor temperatura, humedad, cambios repentinos en la presión o la altitud. Incluso muchas personas son sensibles al cambio de uso horario de verano o viajes a través de zonas horarias).