La victoria en el Bankwest Stadium de Syndey cortó una racha de 33 partidos (32 derrotas y un empate) ante Nueva Zelanda, el único seleccionado al que los argentinos no les habían podido ganar. Después de más de un año sin jugar, con jugadores que tuvieron que entrenarse en sus casas y recién hicieron el primer entrenamiento con todo el plantel completo 10 días antes.
La adversidad, como muchas veces ocurre con este equipo, sirvió de combustible para plasmar una actuación soberbia. A partir de una defensa agresiva y sólida, con concentración durante los 80 minutos, con una intensidad tremenda, con oportunismo, siendo efectivos en los momentos clave, los Pumas construyeron un triunfo que no se explica solo con la actitud. Está claro que eso no alcanza para vencer a los de negro. La Argentina impuso su ritmo, aletargó los avances del rival (tackleando arriba y evitando el ruck rápido, un aporte de Michael Cheika) y ejecutó a la perfección su plan de juego. Tomando la lección que siempre deja el rival, los Pumas ejecutaron casi a la perfección las cuestiones básicas del juego.
Nueva Zelanda llegaba dolido luego de caer ante Australia y el entrenador Ian Foster puso en cancha a sus mejores jugadores, sin guardarse nada. Pero el ahogo al que los sometieron los argentinos los forzaron a cometer errores que no son comunes de ver en la mayor potencia del rugby mundial. Los All Blacks no perdían dos partidos seguidos desde el Tri-Nations 2011, ante Sudáfrica y los Wallabies.
El entrenador argentino Mario Ledesma, en cambio, inicia un nuevo ciclo luego de la temprana eliminación en el Mundial de Japón (la última presentación de los Pumas fue allí) y apostó por dos debutantes: Santiago Chocobares, que tackleó todo en el centro de la cancha, y Santiago Grondona, que ingresó en el segundo tiempo y estuvo muy sobrio como Nº8.
Hubo una actuación soberbia de un grupo de jugadores que hacía rato venían peleando por una alegría así. El capitán Pablo Matera fue un león, Nicolás Sánchez metió todo, Tomás Cubelli puso la chispa, Julián Montoya peleó y recuperó, Guido Petti Pagadizábal puso el equipo adelante siempre, Marcos Kremer estuvo en todos lados... Es injusto no nombrar a todos. Juan Imhoff regresó después de cinco años y demostró por qué merece estar. El scrum también fue algo impresionante y dominó a un rival desconcertado.
El único try de los Pumas nació con una pelota recuperada por Julián Montoya en extrema defensa. El penal le permitió salir del ahogo y a partir de ahí los argentinos enhebraron una acción de 15 fases en la que combinaron control de pelota con atrevimiento en dosis justas y terminó con un sombrero de Sánchez que él mismo recogió para apoyar.
Tuvo un par de llegadas profundas más en ese período la Argentina, una en la primera posesión que terminó con un drop fallado de Sánchez y otra a los 30: una avivada de Tomás Cubelli, quien se filtró en un ruck en mitad de cancha y, tras pase de Bruni, Imhoff fue detenido a centímetros por Richie Mo'unga. Luego del scrum Matera cruzó el in-goal pero (otra vez) Mo'unga le impidió apoyar; la acción, tras un scrum positivo, terminó con tres puntos más de Sánchez.
El try de Nicolás Sánchez, a los All Blacks, luego de un sombrero del propio tucumano.El try de Nicolás Sánchez, a los All Blacks, luego de un sombrero del propio tucumano. Crédito: AP Photo/Rick Rycroft
La efectividad del apertura (cuatro aciertos de cinco envíos en el primer tiempo) les permitió a los Pumas irse al vestuario con ventaja de 16-3. Ese factor también fue clave en la segunda mitad. Sánchez anotó penales al inicio, en la mitad y en el final (éste desde mitad de cancha y para poner distancia de 15)
El apertura terminó con 25 puntos, el máximo de cualquier argentino ante los All Blacks, superando los 21 de Hugo Porta en el empate de 1985 en Ferro. De hecho el máximo que los Pumas le habían marcado a Nueva Zelanda era 24 puntos (en la derrota 46-24 en Nelson en 2018).
Desde el minuto 17 en que Sánchez puso el partido 22-10, enseguida después del descuento de Nueva Zelanda por la vía del line-out y el maul (rubricado por Sam Cane), los Pumas quedaron limitados a defenderse. Fueron más de 20 minutos en que All Blacks atacaba, los Pumas recuperaban, alejaban el peligro y vuelta a empezar. Fueron 20 minutos de puro tackle, entrega y concentración. Recién cuando ya se jugaba tiempo de descuento y la victoria estaba sentenciada llegó el descuento de Caleb Clarke.
El festejo argentino luego del histórico triunfo ante los All Blacks.El festejo argentino luego del histórico triunfo ante los All Blacks. Crédito: AP Photo/Rick Rycroft
Los Pumas habían jugado frente a Estados Unidos su último encuentro, en el cierre de la primera rueda del Mundial Japón 2019, del que quedaron eliminados en el grupo. Pasaron 13 meses sin partidos internacionales para el seleccionado argentino.
La Nacion