El cuerpo de Elías Masri llegó al país el sábado pasado en un vuelo de Aerolíneas Argentinas gestionado por Cancillería para repatriar a otros 243 ciudadanos que habían quedado varados en Estados Unidos. En el proceso para retirar el féretro del Aeropuerto de Ezeiza las autoridades descubrieron su verdadera causa de muerte: fue víctima del coronavirus Covid-19.
Masri murió el 7 de abril de 2020 a los 91 años en su piso de Manhattan, Nueva York, la ciudad a la que se mudó con su familia en 1988, cuando los vaivenes económicos de la Argentina lo impulsaron a buscar otro territorio para el desarrollo de su companía de bienes raíces, Falcón Propiedades.
Una vez instalado en Estados Unidos, el abogado egresado de la Universidad del Litoral cambió el nombre de su compañía a Falcon Properties Incorporated, una firma que hoy en día es dirigida por su hija, Florencia Masri, y su ex yerno, David Zaga.
La compañía se especializa en el desarrollo y alquiler de inmuebles en Midtown Manhattan y el Garment District, en Nueva York, y en su sitio consta que tienen "más de cuarenta años" de experiencia combinados entre Buenos Aires y el ultra competitivo mercado inmobiliario neoyorquino.
De hecho, la oficina de Falcon Properties se encuentra en un noveno piso de la Quinta Avenida, a pocos metros de Times Square, un lugar clave en el paisaje de la Gran Manzana que hoy se ve desierto debido a la estricta cuarentena por la pandemia de coronavirus Covid-19.
Masri tuvo un estilo que fue pionero "en iniciativas tales como el diseño a medida, los acuerdos de intercambio de activos y los servicios empaquetados", según el sitio de su compañía, donde también consta que en los setentas, antes de mudarse definitivamente a Nueva York, "varios accionistas de la compañía habían comenzado a invertir en bienes raíces comerciales en el distrito de moda textil de Manhattan (Garment District), con la visión de rehabilitar las propiedades de la ciudad".
En los ochentas Masri dirigió su negocio hacia la puesta en valor de las propiedades y el desarrollo de oficinas modernas, que son otro sello de Nueva York.
A pocas semanas de cumplir 92 años, Masri se encontraba recluido en su departamento en la calle 47 y Segunda Avenida, donde murió el 7 de abril a causa de complicaciones respiratorias por el coronavirus Covid-19, informó el obituario en The New York Times.
La familia Masri resolvió no cremarlo sino embalsamarlo para poder cumplir con los ritos de su religión en Buenos Aires.
En la declaración jurada que firmó el director de la funeraria donde lo embalsamaron consta que Masri murió "por causas naturales", pero en el reverso del certificado de defunción expedido por el estado de Nueva York se puede leer que el empresario fue víctima de "colapso respiratorio por Covid-19".
Por eso a la familia Masri le negaron la repatriación de los restos de su patriarca cuando pidieron los servicios de una compañía para un vuelo privado: enviaron los certificados y documentos a Seguridad de Frontera en Ezeiza, pero la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) no autorizó el pedido por tratarse de una persona que había fallecido por una enfermedad infecciosa.
El segundo intento -el exitoso- fue vía Aerolíneas Argentinas. Pero una vez en Ezeiza el personal de Seguridad de Frontera notó irregularidades en la documentación que acompañaba el féretro.
"Cuando descargaron el cuerpo del avión y revisaron la documentación se dieron cuenta que se trataba del mismo caso", explicaron fuentes de la investigación al diario Clarín. "En la reglamentaria no figuraba el motivo de la muerte, sólo referían a 'causas naturales'", pero al compararla con el pedido anterior "notaron que eran los mismos permisos pero sin el certificado que indicaba que se trataba de un fallecimiento por enfermedad infectocontagiosa", señalaron.
Por eso las autoridades de Seguridad de Frontera radicaron una denuncia en el Juzgado Federal de Lomas de Zamora, a cargo de Federico Villena.
El caso es investigado por la fiscal Cecilia Incardon, quien intenta determinar cuánto de la responsabilidad recae en la familia Masri, y cuánto en el personal de la oficina de Aerolíneas Argentinas en Miami, Estados Unidos, que se encargó de procesar el pedido.
Por ahora, el féretro herméticamente cerrado de Masri permanece en una bodega del Aeropuerto de Ezeiza a la espera de que su hija, sus seis nietos, sus dos hermanos y sus sobrinos puedan despedirlo debidamente.