14/11/2019  -  Policiales
Lo condenaron a 9 años de cárcel por matar al cuñado pese a que nunca hallaron el cuerpo
Una confesión por teléfono, un video incriminador y un análisis de ADN permitieron determinar que fue el asesino, pero aún no se le pudo dar sepultura a la víctima.

La familia de Pablino Martínez, un joven paraguayo que fue asesinado en 2018 por su cuñado, puede cerrar el triste capítulo de su muerte este miércoles tras la condena a 9 años de prisión que recibió el homicida pese a que su cuerpo nunca fue recuperado.


El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 10 condenó a Del Pilar González Aranda, de 39 años, por el "homicidio simple" de su compatriota y unificó la pena con una anterior que pesaba sobre el hombre por violencia de género, por lo que en total fue sentenciado a 11 años de cárcel.


El fiscal de juicio, Oscar Ciruzzi, había solicitado 14 años de prisión para González Aranda, y la querella había pedido una pena de prisión perpetua, al considerar que el homicidio se cometió con alevosía.


El crimen de Martínez, de 24 años, fue esclarecido por gracias a la confesión que hizo González Aranda por teléfono, las grabaciones de las cámaras de seguridad de Palermo de cuando el hombre tiró el cadáver en un contenedor de basura y una prueba de ADN que probó que el cuerpo efectivamente fue depositado ahí.


Los investigadores pudieron determinar que el asesinato ocurrió en algún momento entre el 26 de enero de 2018 a las 23.12 -la hora en que Martínez usó su celular por última vez-, y el 27 de enero a las 3.21, cuando González Aranda quedó filmado arrojando un bulto de grandes proporciones en un contenedor de basura de su cuadra.


Para el TOC10 quedó probado que González Aranda, que vivía con Martínez en una casa de tres plantas de la calle Fray Justo Santa María de Oro 2338, lo asesinó después de que su hermana se separara de la víctima y se volviera a vivir a Paraguay.


"Lo mandé con su papá", le confesó poco después González Aranda a su hermana por teléfono. En esa misma conversación le pidió: "Cerrá la boca hasta morir", para evitar que se supiera qué había sido de Martínez.


Pero además, González Aranda le confesó a un sobrino: "Me mandé una cagada", según pudieron saber en la etapa de instrucción el fiscal Carlos Vasser y el juez en lo Criminal y Correccional 63, Ángel Nardiello.


Se cree que González Aranda mató a Martínez golpeándolo con un martillo o similar.


En un allanamiento en la casa de Oro se encontró la ropa que González Aranda tenía puesta cuando se deshizo del bulto en la madrugada del 27 de enero, pero recién se confirmó que eso era el cuerpo de Martínez cuando los peritos de Policía Científica lograron recolectar sangre del contenedor de basura.


Solo entonces se pudo hacer un cotejo de ADN que entre la hermana de Martínez y las muestras de sangre y se confirmó la sospecha.


La planta de la Ceamse de José León Suárez fue revisada con perros adiestrados para buscar cadáveres, pero sin resultado alguno.


Durante el juicio, la querella que representa a la familia de la víctima había solicitado una pena de prisión perpetua, al considerar que el homicidio se cometió con alevosía, mientras que la defensa requirió que al acusado se lo declare inimputable.

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